No todo se acaba en la bulliciosa calle Martín Rey. A partir de ahí queda el recorrido mas íntimo y (para mi gusto) bonito de ésta procesión que no pierde en ningún momento la bulla.
Cantillana descansa viendo a su Asunción debajo del arco de luces que hace reir a la Virgen, cuando ve a todos sus fieles esperando el momento de seguir el glorioso camino que la lleve de nuevo hasta la Iglesia.
Los fuegos artificiales son incesantes en cada calle por la que pasa.
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