Como si de la salida de una maratón se tratase. Así describe la imagen de ésta cabecera a todos los cofrades que esperamos, ansiosos y agazapados tras la Cruz que nos guía, el pistoletazo de salida a eso que tanto nos gusta, y por lo visto, tanto daño hace a la sociedad.
Un año y medio sin sentir todo lo que rodea una procesión en la calle es mucho tiempo. Es bastante para aquellos que nos hemos criado entre bandas de música y nazarenos, entre incienso y azahar. Algunos lo llaman fanatismo. Yo lo llamaría modo de vida.
Hay quien vive por y para el deporte, su negocio, la música... Los cofrades vivimos todo el año soñando un Domingo de Ramos. Y como en una semana se nos va la vida, necesitamos mas. Necesitamos dar testimonio de Fe en las calles. Sacar nuestras imágenes entre mareas de gente. Adornar las calles. Sentir la espera. Escuchar eso de "Ahí viene la Cruz de guía...".
Seguramente llore la próxima vez que vea acercarse hacia mí ése simple y, a la vez, poderoso listón de madera. ¡Cuánta magia desprende una simple Cruz en la calle! Y lloraré porque ésa es la señal inequívoca de que lo que mas amamos viene detrás. Una Cruz en la calle pondrá fin a meses y meses de vacío absoluto, sin eso que tanto nos gusta, y por lo visto, sigue haciendo daño a la sociedad.
Sigue haciendo daño porque sé que no tardará mucho en llegar ésa Cruz, y que aquellos pro-holocausto que creen que llegará el fin del mundo, cuando los cofrades volvamos a salir a la calle pondrán el grito en el cielo acusando de cualquier futuro brote o empeoramiento de la pandemia.
No ha terminado. Ni va a terminar. Ése virus ha llegado para quedarse, y tendremos que aprender a convivir con el hasta que lo "domestiquemos" y sea inofensivo, como lo es hoy en día cualquier gripe.
Y es que, no dejo de asombrarme cuando veo estadios con el aforo completo, manifestaciones de miles de personas, playas y bares de copas a rebosar, y la Cruz esperando tras la puerta. No lo veo justo ni coherente. Si la pandemia no ha terminado, no ha terminado para nadie. Y si ha terminado, ha terminado para todos.
Seguiremos esperando el pistoletazo de salida, preparados para volver a sentir, vivir... Que se prepare el mundo, que volveremos con las ganas intactas y el alma llena de Fe. Ésa que hemos llenado durante éste año y medio de soledad, en casa, rezando a una simple foto, volviendo a ver una y otra vez aquellos vídeos que grababa sin saber que pasarían a la historia como los últimos de una Era.
Volver a ser cofrades. Volver a escuchar una banda a lo lejos. Volver a oler ése incienso que sólo huele así en la calle. Volver a escuchar eso de... "ahí viene la Cruz de guía". Y todo habrá acabado, porque ahí vendrá la Madre de Dios.
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